El sector de la seguridad privada exige a las autoridades competentes mayor contundencia contra el intrusismo. El portavoz del sector afirmó: «El intrusismo está haciendo mucho daño. Estamos cansados de ver a musculitos o matones en lugar de profesionales titulados y debidamente homologados. Nosotros vendemos profesionalidad». Por su parte, el inspector, jefe de la Unidad de Seguridad Privada del Cuerpo Nacional de Policía, Ginés Cruz, señaló que es importante diferenciar entre los vigilantes y los controladores de acceso. «Un vigilante viene a ser un pseudo policía mientras que un controlador o portero es la equivalencia a un conserje. Es decir, que no tienen facultades para poder expulsar a nadie de un local. Los únicos que pueden sacar a un cliente de una discoteca por un comportamiento inadecuado somos la policía o los vigilantes», apunta el inspector.
«Quiero recordar que la ley establece sanciones de hasta 100.000 euros para todos aquellos locales que contraten empresas de seguridad no homologadas, es decir, ilegales», concluye el máximo exponente policial de la seguridad privada de Balears.
Desde Grupo Cabanach queremos hacer hincapié en que la seguridad privada debe ser profesionalizada. Entendemos que el intrusismo profesional en el sector de la seguridad privada no sólo hace daño al sector, sino que puede significar, en muchas ocasiones, un perjuicio para los propios clientes de los establecimientos en los que no existe una seguridad homologada.
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